Declaración Del Arzobispo Nelson J. Pérez Sobre Los Tiroteos Del 4 De Julio En Filadelfia Y Highland Park, Illinois
Ayer fue quizás el 4 de julio más oscuro de nuestra memoria colectiva. Apenas unas horas después de enterarnos de que un hombre armado había intencionalmente extinguido vidas en un desfile en Illinois, la violencia estalló en casa en Filadelfia donde varios oficiales de policía recibieron disparos en el cumplimiento del deber al comienzo de la exhibición de fuegos artificiales en el Benjamin Franklin Parkway.
Las celebraciones cívicas, como es la conmemoración del nacimiento de nuestro país, están destinadas a unificar a nuestro pueblo ricamente diverso; nos impulsan a reflexionar sobre el noble objetivo de preservar y proteger la libertad, la dignidad, la igualdad y las oportunidades para todos nuestros hermanos y hermanas.
Ayer, la muerte, la desfiguración, el miedo y el pánico cubrieron con un pesado manto a nuestra nación ya herida y en dificultades. Nuestro temple colectivo está siendo puesto a prueba una y otra vez; los actos malvados y la pérdida de vidas sin sentido ya son características demasiado comunes de nuestro panorama.
En mi reciente mensaje del Día de la Independencia, dije que nuestro espíritu estadounidense brilla a su máximo cuando tratamos a nuestros vecinos con dignidad y respeto. A raíz de más dolor, confusión y tristeza, debemos actuar. Las palabras por sí solas no son suficientes; los actos de bondad y caridad, sin importar el tamaño, son contagiosos. Trabajemos juntos y reparemos los desgarros en el tejido del alma de nuestra nación.
Les pido a todas las personas de buena voluntad que oren para que Dios fortalezca nuestros esfuerzos, traiga consuelo a los que están de luto y coloque a nuestros agentes de la ley y a los primeros en responder bajo el manto de su protección.
Reverendísimo Nelson J. Pérez, D.D.
Arzobispo de Filadelfia