«Hace veinte años, vimos con asombro e incredulidad cómo los eventos en la ciudad de Nueva York, Washington D.C. y el oeste de Pensilvania se desarrollaban ante nuestros ojos. Aunque han pasado dos décadas, nuestros corazones todavía duelen de tristeza. Esos actos malvados e inimaginables extinguieron miles de vidas inocentes. No podemos ni debemos olvidar nunca la magnitud de esta tragedia.

Hubiera sido fácil hundirse en el abismo del miedo y la desesperación ese día; sin embargo, el espíritu estadounidense prevaleció en un momento de crisis y brilló con una luz resistente y duradera. A raíz del desastre, nuestra familia humana se mantuvo unida en la presencia de Dios.

Su amor fluyó a través de nosotros y nos inspiró a encontrarnos unos con otros con ternura y misericordia.

Hay muchos eventos programados para conmemorar el 20 aniversario del 11 de septiembre en toda la región de Filadelfia y la nación. Estas conmemoraciones nos llaman con razón a reflexionar sobre un momento oscuro, así como sobre la fragilidad del don de la vida y al mismo tiempo, presentan una oportunidad para renovar nuestra confianza y esperanza en Dios.

Únanse a mí para orar por todos aquellos que todavía sufren por los momentos que destrozaron nuestro mundo hace 20 años; que encuentren consuelo y paz en Dios. Oremos también con corazones agradecidos por los sacrificios diarios de nuestros hombres y mujeres de servicio, policías, bomberos y los trabajadores de rescate. Que el Señor los envuelva en su manto de protección ahora y siempre».

Reverendísimo Nelson J. Pérez

 Arzobispo de Filadelfia

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