Columna del Arzobispo Chaput: Navidad 2016
La Navidad es la segunda fiesta grande entre las tres celebraciones que tiene el Año Cristiano siendo número uno la Pascua de la Resurrección y el tercero la Fiesta de Pentecostés. Nadie conoce, en realidad, la fecha exacta del nacimiento de Jesús . Ya desde el siglo IV, la cultura del Oeste viene celebrando la Navidad a fines de diciembre, quizás para reemplazar los festivales paganos de esas fechas. Pero, a través de los años, la belleza de los recuentos Evangélicos del nacimiento de Jesús nos ha dejado una marca indeleble en el alma humana.
Para las familias de manera especial, la Navidad puede ser un momento íntimo maravilloso y de mucho gozo. Algo que resuena con la esperanza que viene con el nacimiento de un miembro nuevo en la familia humana.
Los cristianos – o mejor dicho, los seguidores de Cristo – celebran el 25 de diciembre no sólo como una fiesta secular más, pero como el cumpleaños del Mesías; el nacimiento, como dice el Santo Leo El Grande, de la vida misma.
Nosotros vivimos en un tiempo especial de gozo cada Adviento y Navidad, y no tiene nada que ver con las ofertas navideñas que se ofrecen. Jesucristo es Emanuel – “Dios con nosotros”. El compartir regalos con la familia y amistades nace de esta tradición Cristiana Navideña. Pero, el ruido y las distracciones de cosas vanas no deben apagar la voz suave del amor de Dios-hecho-carne en el nacimiento de Jesús. Belén es, para cada uno de nosotros de forma individual y para el mundo en general, el principio de algo enteramente nuevo y hermoso si tan sólo le pidiéramos a Dios la pureza de corazón para poseerlo.
El mundo que conocemos hoy día no es muy diferente del mundo de la primera Navidad. La violencia, la avaricia, la indiferencia, el odio, los refugiados, las luchas de poder y la opresión del pobre son, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, males crónicos de una humanidad caída.
Sin embargo, la realidad es esta: Dios amó tanto al mundo que nos envió a su Hijo Único a través de la fe de María y José. Él nos amó lo suficiente como para asumir nuestra pobreza, nuestros miedos e indigencias, nuestros gozos y alegrías, nuestras faltas y sufrimientos – y hablarnos como uno de nosotros. Él se hizo hombre para mostrar a los hombres y mujeres de hoy cuánto los ama Dios a ellos también. Él nació para ese propósito. Él vivió para ese propósito. Él murió y resucitó para ese propósito.
Jesús es YESHUA, que quiere decir “Dios salva”. Cuando Jesús predica en su ministerio público diciendo “Yo soy el camino, la verdad y la vida,” Él simplemente está re-estableciendo el milagro iniciado en Belén. Nuestro Redentor nace en un establo y nace para librarnos del pecado y restaurarnos a la vida eterna. Este es el significado del nacimiento en la primera Navidad.
Nunca es tarde para invitar al Niño Dios a entrar a nuestros corazones. De hecho que este mundo cansado, dividido y sufriente de hoy necesita a Jesús Niño ahora más que nunca. Así que este año y cada año, que Dios nos conceda el regalo de acoger a Jesús en nuestros corazones esta Navidad y a lo largo del año venidero.