El Miércoles de Ceniza marca el comienzo de la cuaresma, un tiempo de oración, ayuno y diezmo. Estos 40 días nos invitan a buscar una conversión plena de corazón que nos lleve a la riqueza de la misericordia de Dios a través de la promesa triunfal de la Resurrección en la Pascua.
En su Mensaje Cuaresmal del 2020, el papa Francisco nos recuerda que «la experiencia de la misericordia sólo es posible en una relación ‘cara a cara’ con el Señor crucificado y resucitado “que me amó y se entregó por mí» (Ga 2, 20). El Santo Padre continúa diciendo: «La oración puede tomar cualquier número de formas diferentes, pero lo que realmente importa a los ojos de Dios es que penetra profundamente dentro de nosotros y erosiona nuestra dureza de corazón, para convertirnos cada vez más plenamente a Dios y a su voluntad».
Al ser marcados hoy con el signo de la cruz en nuestras frentes, comprometámonos a vivir lo que simboliza. Mantengamos los ojos fijos en los brazos extendidos de Cristo crucificado y Cristo el misericordioso. Procuremos encontrar a los demás con caridad y comprensión; al hacerlo, encontraremos el rostro del Señor en los que nos rodean. Juntos, construiremos una cultura de amor cristiano actuando como lo hizo Jesús, con valor y compasión que respete la dignidad de cada persona como un hijo preciado de Dios.
Que nuestra jornada cuaresmal sea fecunda este año, llena de gracia, de corazones renovados y de fidelidad al mensaje del Evangelio al buscar la luz y la esperanza de la Resurrección. Que Dios los bendiga abundantemente.
+Nelson J. Pérez
Arzobispo de Filadelfia
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