January 22, 2016

Mensaje de la Oficina para el Culto Divino de la Arquidíocesis de Filadelfia Respecto a la Tormenta de Invierno de este fin de semana y la Misa del domingo

La tormenta de invierno de este fin de semana va a causar dificultades para muchos en nuestra área. Además, el severo clima invernal suele causar ansiedad a los cristianos acerca de la obligación del domingo. Los católicos, en su mayoría, toman en serio su obligación de asistir a la misa en el día del Señor. Por lo tanto, una tormenta de nieve, y especialmente una como la esperada este fin de semana, causa una gran preocupación a los sacerdotes y a los fieles en cuanto a la asistencia a la misa dominical.

Nadie puede eludir la ley divina, y en este caso, el tercer mandamiento de santificar el día del Señor. Sin embargo, las personas debido a una variedad de circunstancias legítimas, por ejemplo, enfermedades y mala salud, pueden y deben excusarse de la obligación de este mismo mandamiento, sin ofender a Dios e incurrir en algún pecado grave. Frente la inminente tormenta, a los católicos de todas las edades, pero especialmente a los ancianos, se les aconseja que tengan mucho cuidado al tomar la decisión de asistir a misa. La persona es libre de tomar una decisión prudente de quedarse en casa y no aventurarse saliendo este domingo, en especial por su seguridad y la seguridad de los demás. Los párrocos de toda la Arquidiócesis mantendrán en cuanto es posible el horario regular de la misa dominical para aquéllos que les sea posible asistir a misa.

El domingo sigue siendo el día del Señor, incluso cuando un individuo no puede asistir a la misa. Se anima a estas personas ver la misa en la televisión, si es posible. Además, la lectura de la Palabra de Dios, especialmente las lecturas bíblicas para el domingo, fáciles de encontrar en el Internet, el rezo del santo rosario, y/o hacer uso de otras oraciones devocionales podría llevarse a cabo en la casa para mantener de una manera apropiada el día del Señor.

Oremos por todos los que por la seguridad y el bienestar de los demás deben enfrentarse a la tormenta y por todos los afectados negativamente por el mal tiempo, confiados en la misericordia del Señor.

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