«Como muchos americanos, me enteré esta mañana al despertarme de los terribles actos de violencia que ocurrieron ayer por la noche en Las Vegas. Muchas vidas preciosas e inocentes se han perdido sin sentido de una manera diabólica, y eso nos llena a todos de una tristeza indescriptible. Mientras que el número de muertos y heridos continúa aumentando, oremos para que Dios reciba las almas de aquellos que hemos perdido, para que sane a los heridos y para que derrame su reconfortante gracia sobre todos los que llevan esta pesada carga de sufrimiento y dolor.
El terror que llenó la noche de ayer y sus consecuencias sirven como un cruel recordatorio de la fragilidad de la vida y la presencia real del mal en nuestro mundo. Decidamos cada día tratar a nuestros hermanos y hermanas con dignidad, caridad y respeto. Que todos acojamos lo que es bueno para que la luz de Cristo prevalezca».
+Charles J. Chaput, O.F.M. Cap.
Archbishop of Philadelphia
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