April 6, 2018

Columna Semanal del Arzobispo Chaput: Ross Douthat en el Centro McCullen de Villanueva

 La columna de esta semana tiene dos metas simples.

La primera es alertar a la gente acerca de una nueva e importante iniciativa de libertad religiosa en la Universidad de Villanueva. El Centro Eleanor H. McCullen para Derecho, Religión y Política Pública, fundado el año pasado, está dirigido por Michael Moreland, profesor de derecho y religión de la Universidad; el profesor Moreland es un veterano de los temas de la Primera Enmienda y por largo tiempo una fuente de invaluable ayuda académica a la Iglesia, tanto local como nacionalmente, en libertad religiosa y asuntos relacionados. En las propias palabras del Centro:

En este período crucial en la historia estadounidense, el Centro McCullen… busca reunir las preocupaciones sobre la Primera Enmienda y la libertad económica en un marco común que sitúa ambos temas en medio de una conversación mayor acerca de la libertad y el estado de derecho. El [Centro] aspira ampliar la apreciación académica y pública por las garantías de la Primera Enmienda de libertad de expresión y libertad de religión y por la libertad económica como componentes esenciales de una sociedad libre.

 El Centro McCullen es exactamente el tipo de esfuerzo que los católicos en el área metropolitana deben conocer y apoyar en los años venideros –años que probablemente pondrán a prueba la libertad de la Iglesia a predicar el Evangelio y llevar a cabo sus variados ministerios en la arena pública. Le agradezco al señor Joseph McCullen (un alumno de Villanueva) por apoyar generosamente al profesor Moreland en su obra vital.

Mi segundo objetivo se conecta al primero. El martes, 10 de abril, el Centro McCullen servirá de anfitrión al columnista Ross Douthat, del New York Times, para hablar acerca de su nuevo libro, To Change the Church: Pope Francis and the Future of Catholicism [Para cambiar la Iglesia: Papa Francisco y el futuro del catolicismo] (Simon y Schuster) y los problemas que enfrentan los católicos en el futuro. Douthat es uno de los observadores culturales más elocuentes en Estados Unidos; su libro anterior, Bad Religion: How We Became a Nation of Heretics [Religion mala: Cómo nos convertimos en una nación de herejes] (2013), es una explicación penetrante del temperamento estadounidense y el paisaje religioso que ha producido. To Change the Church es una obra igualmente inteligente y absorbente, incluso cuando el lector mismo la cuestiona o está en desacuerdo con ella.

Me ha complacido el darle la bienvenida en el pasado, aquí en Filadelfia, a Ross Douthat como ponente en el Ciclo de Conferencias del Arzobispo. Es un placer ahora animar a los lectores a asistir a su presentación el 10 de abril a las 4:00, en la Facultad de Derecho Charles Widger de Villanueva, en Arthur M. Goldberg’66 Commons; la entrada es gratis; no hay ningún cargo.

En su reciente sagaz revisión de First Things de To Change the Church —una reseña casi tan interesante como el libro mismo— el distinguido (y muy católico) erudito de la Reforma de la Universidad de Cambridge, Richard Rex, escribió:

 El pequeño debate en la Iglesia católica sobre la comunión para los divorciados y vueltos a casar es un microcosmos por lo tanto de un argumento mucho más amplio sobre la naturaleza de la humanidad, la vida humana y la sexualidad humana. Las tensiones actuales dentro del catolicismo reflejan cambios y tensiones en la cultura occidental como un todo, relacionados con un alfabeto entero de creencias y prácticas: aborto, bisexualidad, anticoncepción, divorcio, eutanasia, familia, género, homosexualidad, tratamiento de la infertilidad… La sociedad occidental se está moviendo en una dirección muy diferente del catolicismo en todos estos temas; no de los católicos, del catolicismo. Las encuestas de opinión parecen indicar que, mientras aun un poco rezagada, la opinión entre los que se identifican como católicos está cambiando en casi todos estos temas en la dirección de la sociedad en general; éste es un cambio moral de naturaleza trascendental. Pero no importa lo que los católicos individuales piensen, el nuevo consenso moral, o por lo menos el espectro, es totalmente incompatible con el catolicismo. Si el catolicismo fuera a reconciliarse al nuevo orden moral de la sociedad occidental, entonces estaría abandonando su pasado, su tradición y por lo consiguiente su identidad; dejaría de reclamar la verdad y como consecuencia su reclamo sobre nuestra fe…

             Si, después de todo, el matrimonio no es una unión divina entre hombre y mujer en una sola carne, disuelta solo por la inevitable disolución de esa carne en la muerte, entonces la Iglesia católica, en nombre de Cristo, ha atormentado innecesariamente la conciencia de un número incalculable de fieles durante veinte siglos. Si esta enseñanza fuera modificada en nombre de la misericordia, entonces la Iglesia ya habría sido superada en misericordia no sólo por la mayoría de las otras religiones, sino incluso por las instituciones y los impulsos del estado secular moderno; tal conclusión destruiría definitivamente cualquier pretensión de autoridad moral por parte de la Iglesia. Una iglesia que podría estar tan equivocada, por tanto tiempo, sobre un asunto tan fundamental para la felicidad y el bienestar humano podría apenas reclamar decencia, mucho menos infalibilidad.

 Mi agradecimiento al profesor Michael Moreland por su valentía y buen sentido en la creación del Centro McCullen. Que sea fructífero, efectivo y crezca.

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Nota del editor: Las columnas se publicarán cada semana en www.CatholicPhilly.com y también se pueden encontrar en https://archphila.org/archbishop-chaput/statements/statements.php.