USCCB: Vivir Como Pueblo De Dios En Tiempos Turbulentos

The following is a translation of this morning’s press release: Living as a People of God in Unsettled Times

 Viviendo  como pueblo de Dios en momentos difíciles

Una reflexión pastoral  del Comité Administrativo de la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU.

22 de Marzo, 2017

WASHINGTON—El Comité Administrativo de la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU. (USCCB)  ha emitido la siguiente reflexión pastoral en solidaridad con aquellos que se han visto obligados a abandonar sus hogares debido a la violencia, conflicto o miedo en su tierra natal.  En la declaración, los obispos alientan a cada uno de nosotros a hacer lo posible para acompañar a los migrantes y los refugiados que buscan una vida mejor en los Estados Unidos.  

 El texto completo de la declaración del Comité Administrativo de USCCB puede encontrarse a continuación:

 La palabra de Dios está verdaderamente viva hoy. “Cuando un extranjero resida contigo en tu tierra, no lo maltratarás. Él será para ustedes como uno de sus compatriotas y lo amarás como a ti mismo, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto”(Lv. 19:33-34).

Vivir como pueblo de Dios es vivir en la esperanza de la resurrección. Vivir en Cristo es recurrir al amor sin límites de Jesús que nos fortifica contra la tentación del miedo. Oren para que nuestra participación en el debate sobre temas de inmigración y refugiados pueda traer paz y consuelo a los más afectados por cambios actuales y propuestos en la política nacional.  

No debemos de perder de vista el hecho de que detrás de cada política está la historia de una persona en busca de una vida mejor. Pueden ser una familia inmigrante o refugiados haciendo sacrificios para que sus hijos tengan un mejor futuro. Como pastores de una Iglesia peregrina, no nos cansaremos de decirle a las familias que tienen el valor de salir desde su desesperación en la carretera de la esperanza: “Estamos con ustedes”. También puede tratarse de una familia que busca seguridad debido a una creciente amenaza de violencia extremista. Es necesario proteger a los Estados Unidos de una manera que no nos haga perder nuestra humanidad.

Un intenso debate es esencial para una democracia saludable, pero la retórica del miedo no es útil.  Cuándo nos vemos los unos a otros, ¿vemos con el corazón de Jesús?  Dentro de nuestros diversos orígenes se encuentran sueños comunes para nuestros hijos. Teniendo esperanza en la próxima generación es cómo la nación se dará cuenta de su lema fundacional, “de muchos, uno”. Al hacerlo, también nos daremos cuenta de la esperanza de Dios para todos sus hijos: que nos veamos mutuamente como apreciados hermanos y hermanas sin importar raza, religión u origen nacional.

Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, la palabra hecha carne (Jn. 1:14), nos fortalece para practicar estas palabras en nuestras vidas.  ¿Cómo podríamos, como católicos y en nuestra propia manera, poner en práctica nuestras palabras de solidaridad para los migrantes y refugiados?

      1.   Orar para poner fin a las causas del odio y la violencia que obligan a padres y madres a abandonar el único hogar que conocen en busca de seguridad económica y física para sus hijos.

      2.   Reunirse con miembros de sus parroquias que son recién llegados, escuchen sus historias y compartan las suyas. Cientos de parroquias católicas en todo el país tienen programas para inmigrantes y refugiados para consolarlos y ayudarlos a conocer sus derechos. También es importante acercarse en diálogo amoroso a los que puedan estar en desacuerdo con nosotros. Mientras entendamos mejor las preocupaciones de los demás, mejor podremos servir unos a otros. Juntos, somos un solo cuerpo en Cristo.

      3.   Llame, escriba o visite a su representante electo y pídales que resuelvan el fallido sistema migratorio de una manera que proteja nuestra seguridad y nuestra humanidad a través de una generosa oportunidad para la inmigración legal.

 Como dijo el Papa Francisco, “migrar es expresión del anhelo intrínseco a la felicidad precisamente de cada ser humano, felicidad que es buscada y perseguida. Para nosotros cristianos, toda la vida terrena es un caminar hacia la patria celeste.”

Etiquetas: Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU., USCCB, Comité Administrativo, Papa Francisco, migración, refugiados, familias, Iglesia peregrina, violencia extremista, democracia, seguridad de Estados Unidos, solidaridad

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